Este 16 de abril, USO demanda la aplicación de mecanismos que impidan la existencia de la esclavitud infantil: la debida diligencia obligatoria y un nuevo contrato social
Cada 16 de abril se celebra el Día Internacional contra la Esclavitud Infantil, una fecha señalada para concienciar a la sociedad sobre la situación en la que se encuentran millones de niños y niñas. En todo el mundo, más de 150 millones de niños y niñas son explotados.
En el Día Internacional contra la Esclavitud Infantil es necesario concienciarse de la difícil situación que viven muchos menores y luchar por sus derechos. Por eso, desde USO demandamos la aplicación de mecanismos que impidan la existencia de la esclavitud infantil. Entre ellos, la debida diligencia obligatoria, para responsabilizar a las empresas que utilizan mano de obra esclava infantil en sus actividades. Asimismo, la puesta en marcha de un nuevo contrato social que contemple un Fondo Mundial para la Protección Social. De modo que ningún menor se vea condenado a la explotación en ninguna parte del mundo.
Para conocer el origen de este día internacional hay que remontarse al 16 de abril de 1996. Aquel día, Iqbal Masih, un joven de 12 años vendido a una fábrica de alfombras con tan solo 4, fue asesinado por las mafias del negocio en Pakistán. Pese a su corta edad, Iqbal pertenecía a un grupo de activistas contra la esclavitud infantil que logró cerrar varias fábricas que explotaban menores en su país. Así, logró mejorar las condiciones de vida de varios niños pero le terminó costando la vida tiempo después.
152 millones de niños son víctimas de esclavitud infantil
La esclavitud infantil se explica como el trabajo que realizan los niños en un sistema de producción al mismo tiempo que se vulneran sus derechos. Es decir, algunos ejemplos de trabajos forzados serían la obligación para trabajar de los niños sin recibir ingresos o escasos; la obligación para los niños de realizar tareas peligrosas para su salud; o el reclutamiento de menores en mafias de todo tipo.
Para identificar la explotación infantil se deben dar factores como que el trabajo requiera dedicación exclusiva sin remuneración acorde; que impida la escolarización; no tenga en cuenta la dignidad del niño; la existencia de un estrés físico o psíquico y que sea realizado por niños a edades muy tempranas.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la explotación infantil es un problema sumamente extendido, con unos 152 millones de niños entre 5 y 17 años que son víctimas de esclavitud.
El continente africano es una de las zonas más afectadas, con 1 de cada 5 niños en situación de trabajo infantil. Según Unicef, los países con más trabajo infantil son Malí (55,8% de los niños), Benín (52,5%) y Chad (51,5%). Entre las principales actividades realizadas por estos menores destacan la agricultura, los servicios, la industria y la explotación minera.
A pesar de que las regulaciones y leyes actuales han favorecido el descenso del trabajo infantil en los últimos años, aún queda un porcentaje muy elevado de menores en situación de esclavitud.
La explotación como continuación de la pobreza
La pobreza de los hogares es la principal causa de que la esclavitud infantil sea una realidad para millones de niños y niñas. Muchos de ellos proceden de familias pobres que necesitan más ingresos para subsistir. Además de ello, factores culturales por los que a veces los menores se ven abocados a trabajar, o de género, al considerar inferiores a las niñas, también provocan que el trabajo forzado de menores continúe.
Al igual que hay unas causas, también encontramos una serie de consecuencias para el trabajo infantil. Estas pasan por la continuación de la pobreza, ya que los niños que trabajan no asisten a la escuela ni se forman para tener un mejor futuro. Además, la salud de los menores se ve perjudicada, llegando a sufrir efectos psicológicos derivados de no haber podido llevar una infancia plena como baja autoestima o problemas de adaptación social.
Distintas formas de esclavitud infantil
La esclavitud infantil no solo abarca el trabajo infantil. También se engloban otras formas de sometimiento como la trata de menores, el matrimonio forzado o el reclutamiento de niños soldado. Todas estas actividades son totalmente contrarias a los Derechos del Niño, ya que no se le está asegurando ni un buen presente ni un buen futuro.
Una de las mayores formas de esclavitud infantil es la trata infantil. Según un estudio de Save The Children, cada año 1,2 millones de menores son víctimas de tráfico infantil. El negocio total factura 23.500 millones de euros anuales. La explotación sexual con fines comerciales ha aumentado y existen 1,8 millones de niños en todo el mundo que están siendo explotados por adultos.
Otra realidad es la de los niños soldado. Hay en torno a 300.000 menores de 15 años relacionados con las fuerzas armadas. Algunos incluso han participado en guerras recientes de Angola, Afganistán, Sierra Leona o Sri Lanka.
En países como la India, una de las formas más habituales de explotación infantil son los matrimonios forzados. Cada año, unos 15 millones de menores en todo el mundo son casados en contra de su voluntad, habitualmente con personas mucho mayores que ellos. De hecho, durante la próxima década se estima que 100 millones de niñas contraerán matrimonio antes de cumplir los 18 años.
Acabar con la impunidad
Para acabar con todas estas formas de esclavitud infantil es imprescindible cumplir con las metas y Objetivos de Desarrollo Sostenible contenidos en la Agenda 2030. La meta 8.7 de los ODS exhorta a los Estados a adoptar medidas inmediatas y eficaces para erradicar el trabajo forzoso, la esclavitud y la trata de personas y asegurar la prohibición y eliminación de las peores formas de trabajo infantil, incluidos el reclutamiento y la utilización de niños soldados. Y de aquí a 2025, poner fin al trabajo infantil en todas sus formas. Asimismo, alcanzar la meta 16.2 para poner fin al maltrato, la explotación, la trata y todas las formas de violencia y tortura contra los niños.
Es necesario también el cumplimiento de los convenios de la OIT nº138 sobre la edad mínima de admisión al empleo y al trabajo, y el nº182 sobre las peores formas de trabajo infantil. En medio de esta pandemia y con la amenaza de los graves retrocesos que pueden sufrir los derechos de los menores, todavía hay 14 países que aún no han ratificado el Convenio nº138: entre ellos, EEUU, Australia o Nueva Zelanda.
Uno de los instrumentos que puede ser de gran utilidad para acabar con la explotación infantil por parte de las multinacionales es la debida diligencia obligatoria. Desde USO respaldamos la campaña puesta en marcha desde la CES y otras organizaciones civiles, para que la UE legisle para crear un tratado vinculante sobre el comportamiento de las multinacionales ante los derechos. En estas cadenas mundiales de suministro existen porcentajes inadmisibles de niños que padecen el trabajo infantil, siendo imprescindible que las empresas respondan por ello.
Del mismo modo, desde la Confederación Sindical Internacional (CSI), contando con el apoyo de USO, se demanda la creación de un Fondo Mundial para la Protección Social. Este fondo supondría la inyección de 34.000 millones de euros para financiar a los 28 países más pobres del planeta; garantizando un piso de protección social indispensable para garantizar los derechos básicos de la infancia.
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